miércoles, 2 de noviembre de 2011

SIETE VIDAS TIENE UN GATO







Hace música que lo inspira, lo complementa y en unos años le dará de comer, ¡claro! Si cuenta con suerte y con dinero.


Leonardo Díaz alias “el gato” desde que tiene uso de razón ha estado familiarizado con la música, tiene 3 tios músicos y su madre cantaba en el coro de la escuela, su talento corre por las venas.


Ha vivido cada uno de sus años con la misma velocidad que lo caracteriza al andar en moto, y esto le ha ocasionado unos cuantos accidentes “Tiene más vidas que un gato” así lo describe su amigo Andrés Bello quien lo conoce desde hace años y sabe que Leonardo le ha huido a la muerte cerca de 12 veces, “Gracias a Dios nunca le ha pasado nada”. De ahí su apodo.


Estudia comunicación social-periodismo pero ésta no es su pasión, toca el bajo en una banda y le augura su futuro a ella, podría vivir de la radio pero no es lo que quiere, sabe que en estos tiempos es difícil tratar de vender música distinta al regueton, pero no imposible. Por esto le mete todas las ganas al sueño que tiene hace 16 años: vivir de la música “Yo quiero vivir de la música y yo sé que voy a vivir de la música y voy a ser famoso muy pronto” con estas palabras le envía información a su subconsciente para que el sueño tarde menos en llegar.
Hijo de familia humilde pero trabajadora, característica propia de los santandereanos, llegó a Villavicencio de vacaciones, pero lleva 11 años viviendo aquí.



Estudió un semestre de ingeniería electrónica en la Unillanos, es técnico en música y actualmente cursa sexto semestre de comunicación social-periodismo en la UNIMINUTO. Es una persona muy sociable, amistosa, le gusta hablar con todo el mundo porque así se recogen vivencias nuevas y se aprende a llevar la vida con gusto, tiene la facilidad de entablar comunicación con un niño, hasta un abuelo. La necesidad de expresarse artísticamente resulta para Leonardo la maduración activa de la disconformidad ante lo que no es justo, hace fuertes críticas mescladas con sarcasmo a las principales problemáticas que se presentan en el país. Tiene la certeza de que comunicación no es solo medios sino también untarse de gente.



Su innegable gusto por el bajo lo descubrió en la academia, y desde entonces no ha parado de tocarlo, el primero era prestado, pero con el tiempo logró comprar uno, y es su mejor amigo. Ha estado en bandas como sentido común, y tocó para el ministerio de una iglesia católica por cerca de 4 años, ahora emprende el vuelo con Zinel y Párvulos, dos agrupaciones con las que toca hace un año.
Su vida no ha sido color rosa, pero tampoco es para sentarse a llorar, simplemente las circunstancias no han sido las mejores pese a que es el hijo menor de una familia de 4 hermanos y las posibilidades laborales para sus padres no son buenas. Por eso ha trabajado en la plaza, en construcción, manejando taxi, vendiendo seguros funerarios, haciendo encuestas políticas, y campañas de prevención de cáncer en una fundación.
“La mierda que me he comido me la he comido yo solo” dice Leonardo, quien sabe que nada le ha tocado fácil, ni nadie le ha ayudado, pero que a sus 25 años está más que seguro que la vida le debe tener algo muy bueno preparado.


Hace ska-rock porque reúne todo lo que le gusta, y se presta para transmitir buenos mensajes, las producciones que han sacado tienen bastante contenido social porque las letras de las canciones van enfocadas hacia el amor, la vida por fuera de los vicios, trasmiten mensajes para que la juventud se disfrute con otras cosas muy alejadas de libertinaje, y sabe que es ahí donde su carrera universitaria juega un papel importante.
“El gato” trabaja hasta las 9 de la noche en el control máster de la emisora Lux dey, día por medio tiene ensayo con una banda distinta, los sábados duerme hasta tarde y los domingos son sagrados para el ensayo musical, porque esto le da vida, es su pasión, es su razón de ser y por lo que está luchando.
Hoy, como fenómeno sociocultural la música atraviesa un período de grandes cambios e incertidumbre. Los dados que definirían su suerte son redondos y precisamente esta coyuntura la hace relevante desde todo vínculo: el que una la industria con los artistas/ los artistas con el público/ y la industria con los consumidores. “Si fuera modelo 70 estaría tapado en plata”, “el gato” sabe que está en un tiempo difícil, donde para saltar a la fama se necesita dinero, buenos contactos, y más cultura por parte del público consumidor para que no se queden solamente con lo que está de moda. Sabe que el sueño que tiene no es algo pasajero y que está en la edad indicada para saltar a la fama, porque es así como lo han hecho sus principales influencias: Jamiroquai, The used, Protest the hero, y Superlitio.



Así como sale música popular, o regueton al mercado para que el consumidor apoye la industria, o en su efecto la “piratiè”… Pero bueno, ese es otro punto, Leonardo Díaz quien se considera a sí mismo un artista en proceso está convencido de que tarde o temprano la música que hace en compañía de sus bandas estará dando vueltas por el mundo, y aunque muchos piensen que es algo lejano de la realidad, es precisamente eso lo que lo impulsa hacia adelante.


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